miércoles, 24 de junio de 2009

En busca de guerrilleros, militares torturan a pobladores de la sierra de Guerrero: AI

Amenazan incluso con armas a mujeres y niños de tres comunidades, denuncia

Existe el inminente peligro de que esas violaciones a los derechos humanos se repitan, alerta

Emir Olivares Alonso


Amnistía Internacional (AI) denunció que durante un operativo militar contra el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI) en tres comunidades de la sierra de Guerrero, integrantes del Ejército torturaron, amenazaron y hostigaron a los pobladores de esas regiones, incluidos mujeres y niños.

Ante ello, emitió una recomedación urgente, por el temor de que esta población vuelva a ser víctima de abusos y delitos cometidos por soldados.

El documento fue dirigido al procurador general de la República, Eduardo Medina Mora; al secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván; al gobernador de la entidad, Zeferino Torreblanca; al presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, José Luis Soberanes Fernández, y a organismos internacionales de defensa de los derechos humanos.

Destacó que desde 2008 ha documentado que en México se han incrementado incidentes en los que miembros del Ejército incurren en homicidios, torturas, malos tratos, detenciones arbitrarias y registros domiciliarios ilegales.

Sobre este caso, AI documentó que del 9 al 13 de junio varios militares incursionaron en las localidades Puerto de las Ollas, Las Palancas y El Jilguero, del municipio de Coyuca de Catalán, donde torturaron a dos hombres y agredieron, amenazaron y hostigaron con armas a mujeres y niños.

Demandan garantías

El organismo internacional exigió a los gobiernos federal y estatal una investigación inmediata, exhaustiva e imparcial sobre los hechos, y que garanticen la seguridad de los residentes de esos sitios contra futuros ataques, pues "existe ese inminente peligro".

AI precisó que el pasado 9 de junio 60 soldados llegaron hasta estas comunidades disparando al aire y contra los lugareños. Agregó que el día siguiente llegaron más militares, que sumaban alrededor de 500.

"Durante cinco días hostigaron a las mujeres y a los niños que permanecieron en el lugar, y torturaron a algunos", subrayó AI. Agregó que los militares abandonaron esas comunidades el 13 de junio, cuando llegó una misión de observación conformada por varias organizaciones civiles, entre ellas la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos de Guerrero.

De acuerdo con esa misión –aseveró AI–, Omar García, adolescente de 14 años y poblador de la región, "fue torturado por más de tres horas, pues le aplicaron descargas eléctricas, le vendaron los ojos, le cubrieron la cabeza con una bolsa de plástico, lo golpearon y lo amenazaron con castrarlo".

Otra de las víctimas fue un hombre de 33 años, César Acosta Ávila, quien desde hace dos años sufre las secuelas de una hemorragia cerebral. Éste "fue víctima de torturas durante tres horas: los soldados le introdujeron agujas bajo las uñas, le propinaron puñetazos en los oídos, le cubrieron la cabeza con una bolsa de plástico, lo golpearon en cabeza y pecho, amenazaron con aplicarle descargas eléctricas en los pezones y le advirtieron que si denunciaba el trato de que fue objeto, sería encarcelado".

AI informó además que, en un intento por obtener información del ERPI, durante esos cinco días los militares amenazaron y hostigaron a las mujeres. A tres de ellas "les colocaron cuchillos en la garganta, mientras que a una que estaba embarazada la empujaron y lanzaron contra la pared; a una más, con un bebé en brazos, amenazaron con matarla".

La organización civil de derechos humanos más grande del mundo denunció que otros informes revelan que los soldados "amenazaron e interrogaron a varios menores de edad, entre ellos un niño de ocho años, a quien apuntaron con una pistola".

Añadió que el Ejército allanó los hogares de los lugareños, robó y destruyó bienes, además de amenazar con quemar las cabañas e intentar falsificar pruebas para vincular a los comuneros con grupos armados y con el narcotráfico.

(La Jornada, 24 de junio de 2009)

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