miércoles, 20 de junio de 2007

Felipe Calderón: respuestas sin pregunta

Alejandro Nadal

Si el ejército es la respuesta, ¿cuál era la pregunta? Quizás a Felipe Calderón ya hasta se le olvidó. Acaso se le ocurrió durante la campaña, cuando las encuestas baratas y mal diseñadas le revelaron que "la gente" pedía orden y mano firme. Es posible que esta idea se le haya reforzado en la crisis poselectoral, cuando sintió que "su gente" ya estaba harta de tanta protesta y caos.

Pero ¿cuál es el estado de cosas que el ejército debe proteger y mantener? Vamos a ver. Hoy existe un consenso entre los economistas de todas las filiaciones: la economía mexicana permanece en un letargo peligroso. De ahí se desprenden todo tipo de problemas, desde la desigualdad, hasta la migración y el deterioro ambiental. ¿Podría estar ahí la guerra que el ejército estaría llamado a ganar? Claro que no. El estancamiento económico depende del dogma según el cual en la globalización neoliberal no hay espacio para una política económica para el desarrollo. Así de sencillo. Por eso no hay política para el campo ni para la industria. Por eso se piensa que tampoco es posible una política macroeconómica contra-cíclica para fomentar la actividad económica en épocas de recesión o crisis.

Esa visión dogmática se encuentra ahora plasmada en el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012. Si ese documento de tanta pobreza conceptual contiene el plan de trabajo de la gestión de Felipe Calderón, estamos en aprietos.

Para muestra basta un botón. El primer eje rector del PND es el estado de derecho y la seguridad, "para que las familias sientan que su patrimonio está seguro". Para eso, alguien de mirada estrecha podría pensar se puede utilizar al ejército. Pero, ¿proteger el patrimonio de quién? No es una pregunta trivial. Una idea de la concentración de riqueza está dada por la estructura de cuentas bancarias. En México, cerca de el 60 por ciento de las cuentas en bancos apenas tienen saldos inferiores a mil pesos y son responsables del 0.4 por ciento del valor de los depósitos bancarios. En el otro extremo, el 0.3 por ciento de las cuentas en bancos tiene saldo promedio de un millón de pesos y acapara el 68 por ciento de todos los depósitos.

El segundo eje rector del PND tiene que ver con el desempeño de la economía. La meta ahora para el crecimiento del PIB es de "5 por ciento al final del sexenio". ¡Qué bueno! Ya le bajamos dos puntos porcentuales a la fanfarronería foxista, aunque el promedio podría ser igual al del sexenio anterior. Lo interesante es que aun con una tasa de crecimiento de 5 por ciento se necesitarían 72 años para que el ingreso del 10 por ciento de la población más pobre en México pueda alcanzar el del 10 por ciento más rico.

Este es un país que le cerró la puerta en las narices a millones de jóvenes que no estudian y que tampoco tienen trabajo. El mensaje que se les dio es claro y terrible: a ver cómo le hacen, porque en este modelo económico no caben. Una bomba de tiempo. ¿Podría desactivarse con retenes del ejército?

El PND afirma que el aumento en la población en edad de trabajar (el llamado bono demográfico) es una gran oportunidad. Pero con las metas del Plan, ese bono sólo va a beneficiar a la economía de Estados Unidos. En efecto, la fuerza de trabajo en el vecino país ya no puede crecer sino a través de la migración. México "resuelve" su problema de empleo expulsando su fuerza de trabajo a Estados Unidos. Adiós al bono demográfico.

¿Será el ejército una respuesta al problema de las finanzas públicas averiadas por las cargas financieras de tanto gobierno incompetente y estúpidamente corrupto? ¿Al riesgo de colapso energético que irremediablemente sufrirá México si no resuelve su transición a una economía baja en carbono y en emisiones de gases invernadero? ¿Al deterioro ambiental que vive nuestro país en todas las regiones y en casi todos sus ecosistemas? No, ¿verdad? Ni siquiera se arreglarán problemas como el de las mafias de la tala clandestina que cobraron la vida de Aldo Zamora, otro joven campesino asesinado por defender el bosque.

Hoy los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación están debatiendo si los retenes militares restringen el libre tránsito de los ciudadanos. Eso es como discutir si el león deshizo el prado antes de devorar al cordero. No se equivoquen, señores ministros de la SCJN, la Constitución es clara: "en tiempo de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar". El ejército no tiene funciones de policía y no puede ser utilizado para aplicar la ley de armas de fuego o para combatir la delincuencia.

En la coyuntura actual, el ejército no es la respuesta para ninguno de los grandes problemas nacionales. Felipe Calderón debe entenderlo bien: no hay nada más peligroso que equivocarse de pregunta. Eso no lo cambian ni diez regimientos blindados.

(La Jornada, 20 de junio de 2007)

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